De esto hace mil años, no sé si os he contado que cuando estudiaba en la universidad un profesor me "espeto" en cierta ocasión, que parecía una doncella menesterosa, ya que mi peinado habitual, era una larga trenza, que caía más allá de mi cintura, a raíz del sucedido me corté el pelo y ya nunca volví a llevar el pelo tan largo.
Además para mi desgracia o fortuna, mi especialidad es esa época, la de las doncellas y donceles.
¿Por qué cuento esto?, por que hace 25 años, para mi desgracia, que acabé la carrera y todos estos recuerdos y otros han vuelto a mi cabeza.
Sobre el pasado ya sabéis que hay diversidad de opiniones, hay quien opina que "cualquier tiempo pasado fue mejor" Véase Jorge Manrique...
Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte 5 tan callando, cuán presto se va el placer, cómo, después de acordado, da dolor; cómo, a nuestro parecer, 10 cualquiera tiempo pasado fue mejor.
Hay quien por el contrario dice que como el presente no existe nada, y por último hay quien espera al futuro que está por venir, por que este va a ser "la leche".
Yo no me situó en ninguna de las tres posiciones, pero he de reconocer que durante esos años, a pesar de los pesares, me lo pasé como ya no lo he vuelto a hacer, claro que también creo que había dos factores fundamentales, era joven e inconsciente.
De vuelta al presente, he de decir que hoy por hoy mi pelo es corto y no me parezco ya a Éowyn, salvo en lo guerrera que lo sigo siendo, pero ya no lucho por la justicia en el mundo, si no por causas absolutamente mundanas, ya no monto a caballo y mi pelo ha pasado a grisear... Ahora me parezco casi más a la Reina Bavmorda... Salvo en que yo no voy intentando aniquilar a enanos, ni a tiernos infantes.
Pd. Hay dos cosas incompatibles, ser una doncella y una mujer menesterosa, como entonces no me atreví a preguntarle a mi "ínclito" profesor por el significado de su frase, me corte el pelo, 20 años más tarde, ya adultos y en una reunión informal, él me pregunto porque me había cortado mi trenza, yo le respondí que él fue el culpable y entonces me aclaró lo que quería decir... El se me imaginaba en un castillo medieval, bordando junto a otras doncellas...
Conclusión: Perdí mi pelo, que no mi honor, por un juego de palabras nada acertado.